Narrativas Solares. La herencia de los Concejos como forma de organización a partir de un proyecto que lucha contra la implantación de placas solares de forma masiva en el paisaje.
La comarca de La Sobarriba está situada a escasos kilómetros de la ciudad de León y la conforman, principalmente, los 20 pueblos y 2 agrupaciones de casas que forman parte del municipio de Valdefresno. Su paisaje está formado por suaves cerros de secano, y está atravesada por el Camino de Santiago y situada entre los ríos Porma, Bernesga y Torío.
En este contexto nace Narrativas Solares, que aúna el deseo de algunas vecinas y vecinos que habitan La Sobarriba por hacer visible la problemática y las contradicciones tanto eco-sociales como a nivel personal y emocional que surgen en su territorio con la instalación de una macro-instalación de producción fotovoltaica.
Este hecho, que a priori supone un gran avance hacia la descarbonización supone para muchos de ellos, que llevan años luchando desde la defensa de las ruralidades, el activismo eco-social y la universidad un secuestro de sus relatos por parte de las grandes empresas energéticas.
Estas personas, que comienzan a organizarse en la Plataforma en Defensa de La Sobarriba, piensan que asumir en este territorio un proyecto extractivista tan sobredimensionado es repetir un modelo de colonización energética que ya se ha dado muchas veces en la provincia leonesa con el pantano de Riaño, las minas subterráneas y a cielo abierto de los valles de Laciana o El Bierzo o con la planta térmica de La Robla.
Alfredo Escapa ha activado un proceso dialógico con el vecindario y el ecosistema para que las afecciones a los hábitats y al paisaje que todas disfrutan en su cotidiano sea lo más leve posible, que los agricultores no se sientan expulsados de las tierras que trabajan y que son su sustento, que los impactos sobre la actividad cinegética sean mínimos y para que sus viviendas se desvaloricen lo mínimo posible.
Estableciendo este diálogo con el resto de la sociedad desean ser entendidas en toda la complejidad de su pensamiento y lugar en el mundo. Desde el relato de los tiempos rurales densos, lentos, estacionales y de cuidados que aún siguen perdurando frente al tiempo presente que impone la tiranía de lo inmediato, lo breve y lo rápido. Detenerse para mirar y mirarnos. Parar para percibir todo lo que ya está sucediendo, y curar lo que se necesite curar desde una red de amparo y sujeción.
Y en este curar desean contarse desde lo humano y lo no humano: desde las personas, los lugares, los edificios, los relatos, las plazas, los suministros o las liturgias. Eso que se ha dado en llamar territorio y que muchas veces se homogeniza, con el fin de desvincularlo de sus habitantes.
Recreando y re-imaginando el relato de la celebración que es vivir, con todas sus contradicciones, en territorios rurales como la Sobarriba. Uniendo el “hacer” con el “pensar”, lo “científico” con lo “mágico”, utilizando lo sensorial y emocional como la herramienta que nos sirva tanto para la observación de la realidad como para la descripción y el rediseño de estas nuevas narrativas.